El 27 de octubre de 1946, la mujer venezolana vota por primera vez en elecciones nacionales, marcando un hito en la historia del sufragio ...
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El 27 de octubre de 1946, la mujer venezolana vota por primera vez en elecciones nacionales, marcando un hito en la historia del sufragio universal. |
Contexto y relevancia del voto femenino de 1946
El 27 de octubre de 1946 marcó un antes y un después en la historia política de Venezuela al convertirse en la primera vez que la mujer venezolana vota por primera vez en unas elecciones nacionales. Este acontecimiento no solo simboliza la conquista de un derecho ciudadano, sino también la culminación de décadas de movilización social y reformas legales que transformaron el panorama democrático. Comprender la magnitud de ese día implicó reconocer el aporte clave de líderes organizadas y de una ciudadanía dispuesta a redefinir la participación política de la mujer.
Celebrado junto a la elección de representantes para la Asamblea Nacional Constituyente de 1946, el estreno de la votación femenina se insertó en un proceso de transición política tras el golpe de Estado de 1945. La integración de la mujer al padrón electoral reflejó el impulso modernizador de la Junta de Gobierno y del presidente Rómulo Betancourt, pero también el eco de luchas feministas que sintonizaban con movimientos internacionales. En este artículo, analizamos los antecedentes, las barreras superadas y el legado que se derivó de aquel primer voto.
La frase “la mujer venezolana vota por primera vez” encarna tanto la celebración de un derecho como el punto de partida de nuevas dinámicas de género en la política. Cada urna a partir de ese día no solo recogía votos, sino aspiraciones de una sociedad que comenzaba a reconocer el protagonismo de la mitad de su población. Esta narración profundiza en los elementos históricos, sociales y legislativos que hicieron posible este suceso y cómo resonó en el amplio tejido democrático de Venezuela.
El camino hacia el sufragio femenino
La ruta hacia el sufragio femenino en Venezuela se inició en las primeras décadas del siglo XX, con la conformación de la Agrupación Cultural Femenina (1935) y movimientos universitarios que exigían igualdad de derechos. La muerte de Juan Vicente Gómez en 1935 abrió un espacio de libertades, donde figuras como Carmen Clemente Travieso y Ana Senior comenzaron a articular propuestas ante el Congreso. Sus peticiones se tradujeron, en 1945, en la primera reforma constitucional parcial que extendió el voto a la mujer para elecciones municipales, sentando el precedente legal necesario.
El Estatuto Electoral de 1945, promulgado el 5 de mayo por el presidente Isaías Medina Angarita, incluyó por primera vez en la legislación venezolana el sufragio activo y pasivo para mujeres mayores de 18 años, siempre que reunieran requisitos de alfabetismo y ciudadanía. Sin embargo, el cambio más decisivo llegó el 15 de marzo de 1946 con el Decreto N° 127 de la Junta Revolucionaria de Gobierno: se estableció el sufragio universal, directo y secreto para todos los venezolanos, sin distinción de sexo, garantizando la participación femenina en la elección de constituyentistas.
De esta forma, el trayecto legal combinó reformas constitucionales, estatutarias y decretos de gobierno, reflejando tanto la presión de activistas como la voluntad de autoridades que aspiraban a consolidar un sistema democrático incluyente. La mujer venezolana vota por primera vez gracias a este entramado de acciones políticas y sociales, que demolieron siglos de exclusión y asentaron las bases para una ciudadanía plena.
Barreras y logros del primer voto femenino
Aunque el marco legal habilitó el voto femenino, numerosas barreras culturales y logísticas dificultaban su ejercicio pleno. El analfabetismo femenino rondaba el 30 % en áreas rurales; muchas profesionales no habían superado los prejuicios que asociaban a la mujer con roles domésticos. La desinformación sobre el proceso electoral y la escasez de centros de votación accesibles también representaron retos. No obstante, el entusiasmo de aquellas primeras electoras superó estos obstáculos, demostrando una voluntad de protagonismo cívico inédita.
El logro concreto se evidenció en la alta concurrencia al acto electoral del 27 de octubre. Se calcula que más de 600,000 mujeres se registraron en el padrón y alrededor del 72 % asistió a las urnas, una cifra comparable al de los votantes varones. Este dato resalta la motivación de la mujer venezolana, dispuesta a ejercer un derecho largamente reclamado y a contribuir a la redacción de la nueva Constitución.
La movilización del voto femenino tuvo implicaciones inmediatas: se eligieron doce mujeres como constituyentistas, incluyendo a Mercedes Carvajal de Arocha, Alicia Contreras y Ángela Parra. Su presencia en la Asamblea Constituyente de 1946 refrendó la importancia de la perspectiva de género en la construcción institucional, otorgando visibilidad a demandas de equidad y derechos sociales que hasta entonces habían sido marginadas.
Mujeres organizadas: asociaciones y activistas
Las asociaciones femeninas desempeñaron un papel decisivo en la preparación de las electoras. La Agrupación Cultural Femenina, la Asociación Venezolana de Mujeres y el Comité Pro-Sufragio Femenino organizaron charlas, debates y talleres para explicar el proceso de votación y debatir la relevancia de participar en elecciones populares. Este esfuerzo de capacitación redujo temores y fortaleció redes de solidaridad entre vecinas, estimulando la confianza para acudir a las urnas.
Entre las activistas más relevantes destacaron Ada Pérez, Eumelia Hernández y Olga Luzardo, quienes recorrieron pueblos y ciudades para promover la inscripción en el padrón electoral y combatir mitos sobre la impropiedad femenina en política. Sus intervenciones en medios impresos y radios locales generaron un cambio de narrativa, pasando de la mujer confinada al ámbito privado a ciudadana capaz de incidir en decisiones públicas.
El impacto de estas agrupaciones trasciende lo inmediato: consolidaron espacios de encuentro y debate que recrearon la identidad política de la mujer venezolana. La experiencia de organizarse y formarse para el sufragio sentó precedentes para el activismo posterior, nutriendo movimientos de defensa de derechos civiles y sociales que perdurarían en las décadas siguientes.
Pioneras en la Asamblea Constituyente de 1946
La elección de las primeras constituyentistas simboliza el triunfo del voto femenino. Mercedes Carvajal de Arocha, médica y periodista, apostó por derechos de salud pública y educación. Cecilia Núñez, abogada, promovió la inclusión de garantías legales para el trabajo femenino. Alicia Contreras defendió la creación de guarderías y el reconocimiento de sindicalización para mujeres obreras, mientras Ángela Parra impulsó políticas de vivienda para familias de bajos recursos.
Estas pioneras no solo reproducían las demandas tradicionales del feminismo, sino que integraban propuestas sociales integrales, reconociendo la inter
