Entre los siglos XVI y XVII la llegada de los españoles a las Américas no solo trajo tristeza y desilusión como cuenta la historia, también ...
Entre los siglos XVI y XVII la llegada de los españoles a las Américas no solo trajo tristeza y desilusión como cuenta la historia, también trajo parte de nuestras raíces. La cultura Afrovenezolana nació producto de la fusión de la cultura africana y venezolana. Los primeros esclavos en llegar a Venezuela provenían de Angola, Guinea y el Congo.
Con la llegada de los esclavos se creó gran parte de nuestra idiosincrasia latino-venezolana, ya que para sobrellevar todos esos años de injusticia, tristeza y trabajo duro dieron a conocer su cultura, tradiciones, comidas, músicas, artesanías, danzas y rituales que hoy en día siguen presentes en la cotidianidad del venezolano.
Los estados con población afrovenezolana, se encuentran en su mayoría en las costas Mirandinas, Vargas, Yaracuy, Maracaibo y el Edo Bolívar.
El 24 de marzo de 1854 se abolió la esclavitud en Venezuela bajo la presidencia de José Gregorio Monagas, convirtiéndose en uno de los primeros países hispanos junto con Perú y Argentina. Cabe destacar que Simón Bolívar intentó abolirla en años anteriores. Para el Libertador tanto los criollos, mulatos, indígenas y negros formaban parte de la Venezuela libre y unida con la que él soñaba, durante su lucha por la independencia. Gracias al apoyo de los esclavos, hijos de africanos, Venezuela logró su independencia en 1810.
Este complejo cultural de origen africano se mantuvo a través del tiempo por un largo proceso de cultura de resistencia caracterizado por varias etapas.
La primera etapa fue la preservación cultural de los códigos distintivos originales ante la imposición de la cultura occidental. Las diferentes muestras de tambores de percusión existente a lo largo de la costa de Venezuela así lo evidencian. La preparación de algunos alimentos como la CAFUNGA de Barlovento, las construcciones de las casas, palabras como Malembe, Birongo, Carabali, Zambe, y las técnicas agrícolas son una muestra de la continuidad cultural africana en Venezuela
Segunda etapa fue la creación cultural expresada en la construcción de expresiones culturales al mezclarse voluntaria o involuntariamente con las culturas hispano-árabe o aborígenes. Así tenemos las fiestas religiosas afrocatólicas como San Juan, San Benito, San Pedro, San Antonio, Diablos Danzantes de Venezuela, en las cuales se mezclaron cantos, bailes e instrumentos musicales de las culturas aborígenes, hispano-árabes y africanas.
La herencia negra vive en el repique del tambor
La tercera etapa fue la innovación cultural, es decir las expresiones culturales que son el resultado un proceso continuo de recreación partiendo de las expresiones originales y recociendo en la africanía sus puntos de partida. En este contexto de innovación cultural tenemos los Quitiplás (instrumentos de percusión de Bambú en la región de Barlovento), el baile de los morochos, la bandola barloventeña, el arpa tuyera y sus respectivos bailes.
Surgiendo de las expresiones originales y recociendo la africanía como punto de partida, las expresiones culturales transmutaron a una nueva forma de recreación influenciada por las costumbres africanas y son hoy la base de nuestra tradición.
Las expresiones culturales que se producen en las comunidades afrodescendientes de Venezuela se registran en los cultos de mayo propios de los velorios, en las fiestas del período de las lluvias, equivalente a las del solsticio de verano europeo, dedicadas a San Juan Bautistas, San Pedro, San Antonio y en las del período navideño, específicamente las del culto a San Benito. Igualmente el tambor guarir del sur del lago de Maracaibo, el golpe veleño de Falcón, con sus influencias antillanas, los tambores de Yaguaraparo de Sucre, el estribillo oriental, el Calipso de Sucre y Bolívar, los rituales mortuorios como La Maluca y otras ceremonias similares, el paloteo y su teatro de calle, el San Pedro de Guatire, los juegos y rituales de iniciación, las adivinanzas, los autos sacramentales de diversas regiones mulatas, entre otras Gibraltar (estado Zulia), Chuao (estado Aragua) y Borburata ( estado Carabobo), y manifestaciones del teatro popular ( los tambos negros de Barlovento, estado Miranda), los conjuros y oraciones, las palabras que muestran un posible origen africano: bemba, bimba, birongo, bongo, cumbe, changó, ganga, guaricongo, malembe, quimbombó, etc.
La arquitectura tradicional: la construcción de casas de bahareque y su distribución espacial donde más predomina como espacio la cocina y antiguamente el fogón.
Las artesanías: construcción de chinchorros y Bungos para la pesca; el pilón, la construcción de instrumentos musicales desde el arpa tuyera hasta las variedades de tambores, la construcción de máscaras, entre otras.
El conocimiento de la medicina tradicional para tratar picaduras de culebras, elaboración de guarapos para contrarrestar fiebres, diarreas, curar culebrillas, torceduras de pie.
CULTURA DE RESISTENCIA
La diversidad cultural afrovenezolana es el resultado de las expresiones musicales, artísticas, culinarias, religiosas, históricas, que las distintas civilizaciones africanas trajeron en su memoria desde las tierras ancestrales de las que fueron secuestrados, tradiciones que lograron conservar a través de un largo proceso de cultura de resistencia.
Esa cultura ancestral supo complementarse con otras expresiones culturales para dar surgimiento a nuevas manifestaciones culturales en una especie de "creatividad cultural".
Los afrovenezolanos incorporaron la creación y utilización de máscaras para muchas de sus celebraciones, así como la construcción y empleo de sus propios instrumentos musicales, los tambores como el bumbac venezolano, el puya y cumaco, entre otros.
En Venezuela sigue presente nuestras raíces venezolanas, como en el pueblo de Barlovento “tierra ardiente y de tambor” donde podemos encontrar el legado original de nuestros hermanos africanos y muchas de sus tradiciones y costumbres.
Las principales fiestas afrocatólicas son las siguientes: San Juan Bautista, se celebra en la mayoría de la comunidades afrovenezolanas, todos los 23, 24 y 25 de Junio. Existe una variedad de danzas e instrumentos musicales y cantos en homenaje a este santo. En comunidades de las costas de los estados Aragua, Carabobo, Vargas, así como en Yaracuy y estado Guárico el tambor que más predomina se llama tambor Cumacao y tambor Quimbangano. También existen las llamadas cajas y tambor Clarín con sus variedades de golpes.
En el Estado Miranda, en las regiones de Barlovento, es una fiesta grande, sobre todo en Curiepe donde existe San Juan Bautista y el San Juan Congo. Allá intervienen los tambores culepuya o tambor redondo, así como el tambor grande llamado Mina y Curbata. En los valles de Guatire y Guarenas San Juan Bautista se encuentra con San Pedro, el día 28 y 29 de Junio a golpe de tambor y danzas donde resalta la esclavizada María Ignacia, como una de las leyendas que dan origen a esta festividad.
En la Sierra de Falcón, en la comunidad de “La Chapa” esta fiesta se realiza con cantos y tambores serranos.
La fiesta de San Antonio está localizada en el Estado Lara y muy concretamente en el Tocuyo, algunos conocen esta festividad como Tamunangue pero tradicionalmente es conocida como Sones de Negros.
En el Sur del lago de Maracaibo, Estado Zulia se le rinde devoción al santo afrocatólico San Benito de Palermo acompañado de tambores Chimbangueles su celebración comienza el 26 de Diciembre y culmina el primero de Enero de cada año. Cuando a San Benito lo van a sacar de la iglesia sus devotos le ejecutan intoque de chimbanguele llamado Aje, y Aje es un Dios africano de las aguas del antiguo Dahomey, lo cual nos demuestra la presencia africana en las fiestas afrocatólicas.
Importancia de los afrovenezolanos
La importancia de la tradición de la cultura afrovenezolana radica en el legado que dejaron los antepasados y que se hace indispensable la continuidad de la historia, ya que los afrovenezolanos hacen parte de la constitución de país junto con los blancos y los indígenas.
Vestuario de los afrovenezolanos
Las mujeres vistieron polleras anchas con encajes, blusas, enaguas, sombreros grandes y atavíos en la cabeza. Pantalón blanco -como señal de pureza-, camisas y sombreros, en el caso de los hombres, son la herencia de los colonizadores.
Para comprender el proceso de nuestra formación cultural y étnico-social, debemos tomar en consideración los aportes de origen indígena, europeo y africano, destacando que estos últimos llegaron a la Venezuela colonial traídos directamente de África o de los mercados de mano de obra esclava establecidos en las Antillas.
El comercio internacional de negros duró más de tres siglos (1518-1873) y en el transcurso de dicho periodo, numerosas empresas que funcionaron en Portugal, Inglaterra, Francia, Holanda, Suecia, Dinamarca, entre otros países, lograron acumular grandes capitales a través de la importación de africanos hacia el Nuevo Continente, y para ello gozaron del apoyo tanto de las instituciones civiles y eclesiásticas como del poder militar de las potencias aludidas. Algunos representantes de la institución eclesiástica mantuvieron no obstante una posición opuesta al régimen de la esclavitud, y al respecto podemos mencionar a los siguientes sacerdotes: Alonso de Sandoval, Pedro Claver, Bartolomé de Albornoz, Epifanio de Moirans, Francisco José de Jaca y otros.
A pesar de todos los obstáculos impuestos por las Leyes de Indias, las Ordenanzas Municipales y otros organismos de la burocracia colonial, encontramos que los negros africanos y sus descendientes traídos en contra de su voluntad a las Américas, con el transcurrir del tiempo llevaron a la práctica sus creencias y costumbres en este nuevo medio geográfico y humano; de ahí que continuaran adorando a sus deidades (dioses) con el nombre de un santo o santa de la religión cristiana y sus creencias las impusieron a lo largo de todo el Nuevo Mundo. Según Herskovits, en los países católicos los herederos de las tradiciones religiosas africanas han desarrollado cultos sincréticos que combinan elementos africanos y cristianos, ya que, al parecer, la Iglesia no logró satisfacer sus necesidades religiosas, de modo que, en Haití, Orgún, dios yoruba de la guerra, es identificado con Santiago el Mayor, y Damballah, el dios serpiente de los dahomeyanos es representado por San Patricio. En Trinidad, Changó, la divinidad yoruba, se convierte en San Juan Bautista, y en Cuba, previo cambio de sexo, Changó es identificado con Santa Bárbara.
Muchos de los aportes culturales y religiosos de los negros africanos aún superviven en pueblos como los Estados Unidos de Norteamérica, Haití, Cuba, Brasil, Venezuela, Colombia, al igual que en las áreas del Caribe, las Guyanas inglesa, francesa, holandesa y otros países de América del Sur y Centroamérica. Además, hemos de considerar a la cultura negra como un ente universal, ya que la negritud va a la par de los más altos movimientos civilizados de la historia de la humanidad, la cual en nuestro continente se encuentra plasmada a través de los aportes incluidos en la formación de nuestras nacionalidades y expresiones culturales.
Los aportes étnico-sociales y culturales de origen africano se plasman en la Venezuela colonial a pesar de la severidad del régimen esclavista y logran traspasar las barreras de las diversas formas de opresión socioeconómica y sicológicas, para constituirse de esta manera en parte sustancial de la identidad venezolana.
Los aportes africanos, conservados en algunos lugares, transformados y recreados en otros, se manifiestan por medio de la religión, la música, las danza-bailes, la literatura oral, la lingüística, las creencias, mitos y tradiciones, los toponímicos, el arte culinario, la medicina tradicional, la artesanía, las artes plásticas y los instrumentos musicales, entre otras expresiones.
La artesanía afrovenezolana, como bien dice el concepto, tiene su origen en la herencia de todos los elementos construidos o elaborados por manos de las africanas y los africanos que llegaron como esclavos a Venezuela durante la conquista y la época colonial. Estas artesanías que con el paso de los años se quedaron para marcar un antes y un después en la cultura venezolana, hoy hacen parte de la riqueza cultural artesanal.
Entre las artesanías más destacadas se encuentran los distintos baterías de tambores, que acompañan las diversas expresiones musicales ancestrales, propias de las comunidades afrovenezolanas, los bungos para la pesca, las cestas tejidas, el pilón, las técnicas de construcción de instrumentos musicales desde el arpa tuyera, variedades de tambores y la elaboración de máscaras, entre otras.
La cultura africana influyó en nuestra cultura, mientras en Brasil se desarrollaba la capoeira, en Venezuela, se estaba creando el estilo musical “El Tambor”, música afrocaribeña inspirada de los ritmos de África.
Las expresiones culturales que se producen en las comunidades afrodescendientes de Venezuela se registran en los cultos de mayo propios de los velorios, en las fiestas del período de las lluvias, equivalente a las del solsticio de verano europeo, dedicadas a San Juan Bautistas, San Pedro, San Antonio, los diablos danzantes de yare, El carnaval del callao, Corpus Christi, los negros de plaza, y en las del período navideño, específicamente las del culto a San Benito.
Las expresiones culturales transmutaron a una nueva forma de recreación influenciada por las costumbres africanas y son hoy la base de nuestra tradición.
DIABLOS DANZANTES DE VENEZUELA
Los Diablos Danzantes de Venezuela es una tradición AFROCATOLIC que surgió en Venezuela en el siglo XVI cuando la iglesia Católica, Apostólica y Romana impuso a los africanos esclavizados en América la celebración del Día CORPUS CHRISTIE, pero los africanos resistieron y le incorporaron sus danzas, máscaras y danzas originarias de sus civilizaciones.
Los Africanos eclavizados aprovecharon el día del Corpus Christie en el año 1748 para convocar a una rebelión contra la esclavitud. Esta iniciativa surgió en la comunidad de San Francisco de Yare (estado Miranda) donde existen los famosos diablos danzantes de Yare. Esta rebelión fue desmantelada y sometida por las autoridades españolas… sin embrago, la tradición siguió pero bajo la vigilancia de la iglesia y el gobierno colonial.
Actualmente existen en Venezuela:
- Diablos Danzantes de Yare
- Diablos Danzantes de Chuao
- Diablos Danzantes de Turiamo
- Diablos Danzantes de Cata
- Diablos Danzantes de Ocumare
Educación e interculturalidad
La cultura afrovenezolana forma parte de la diversidad cultural venezolana, la cual es poco reconocida por el sistema escolar. Existe un desconocimiento del significado histórico de la cultura afrovenezolana por parte de quienes elaboran programas y textos del sistema educativo venezolano. Este olvido, intencional o no, voluntario o involuntario, ha contribuido a que nuestros niños muchas veces sientan vergüenza de su propia cultura, que el sistema educativo deslegitima en el aula de clase y en las actitudes y prácticas discriminatorias de algunos docentes en la rutina escolar, al negar la entrada de las culturas locales afrovenezolanas a las aulas de clase.
Bailes Afrovenezolanos
La danza afrovenezolana se origina de la unión de ritmos africanos y venezolanos, donde dichas fiestas tradicionales se realizan desde los inicios, aportados de las iglesias católicas durante muchos años. Teniendo como referencia a San Juan bautista en el mes de junio, con la existencia de diferentes instrumentos entre ellos destacando el tambor.
Entre los estados más conocidos tenemos las costas de Aragua, Carabobo, Vargas, Yaracuy y Guárico donde predomina los bailes de tambor Cumacao y tambor Quimbangano, todo esto en homenaje a los santos.
En el estado Miranda, es especial la región de Barlovento, donde se baila a San Juan Bautista y San Juan Congo, es donde vemos los tambores culepuya o redondo, así como el tambor grande llamado mina y curbata. También se realizan los golpes de San Pedro y las danzas que resalta la esclava María Ignacia como uno de los Orígenes de estas festividades.
Sin olvidar a San Benito donde le rinden devoción en el sur de Maracaibo, Estado Zulia, donde se utilizan los instrumentos de chimbangueles, que se ejecuta el Aje que es el dios africano de las aguas del antiguo Dahomey.
Estas tradiciones se han llevado a los escenarios en forma nacionalista cambiándole los vestuarios tradicionales, donde hoy en día se usan faldas grandes y blusas coloridas o en blanco con rojo, sus respectivas bandanas y accesorios. Llevando las coreografías a otro nivel artístico sin dejar a un lado el significado de la fuerza que nos da un rico tambor.
Comida
La gastronomía venezolana, como la conocemos hoy día, ha sido el proceso de la unión de muchas culturas durante la época de la colonia. Gracias al mestizaje fue perfeccionándose hasta adquirir «matices» de sabores que tanto nos gusta. Los indígenas venezolanos fueron los primeros en cultivar la tierra y obtener los alimentos que de esta florecían, sin dejar a un lado sus técnicas de caza y de pesca que les permitieron lograr una alimentación equilibrada y muy saludable. Sus sabores se fusionaron con los de los nuevos pobladores, brindándonos una gama inmejorable de sazones, condimentos, aromas y especias que permanecieron en nuestra historia permitiendo la diversificación de la gastronomía venezolana.
Inicio del mestizaje en la gastronomía venezolana.
Los aborígenes de América llevaban una alimentación muy sana, posteriormente con la llegada de los españoles y por ende sus costumbres, incursionaron nuevos alimentos que fueron calando en los paladares de nuestros pobladores.
Es conocido que, en la época de la esclavitud, los esclavos no recibían un buen trato de la mayoría de sus “amos”, y esto se veía también en su alimentación.
Básicamente el consumo de alimentos de los esclavos africanos era a base de platos muy simples, elaborados casi en su totalidad por las sobras que sus amos desechaban y que eran su sustento obligado, así pues, es como nacieron muchos platos que en la actualidad degustamos.
Platos originados durante la colonia
En los años siguientes a la colonia, era común que las familias degustaran platillos cuyas recetas pasaban de generación a generación, logrando que se mantuvieran así en la tradición familiar del venezolano. Con la llegada del siglo XXI, y junto a ella la tecnología y los avances, es posible que muchas de estas recetas hayan quedado en el olvido, tal es el caso del funche, por ejemplo, plato que casi nadie parece conocer.
El funche: (definitivamente poco conocido por las nuevas generaciones), es una especie de “pastel” que llegó a Venezuela por los esclavos africanos desde las Antillas. Esta preparación es a base de harina de maíz amarillo grueso, luego lo mezclas con un guiso a base de aliños y restos de algún tipo de carne, posteriormente lo revuelves en un caldero hasta combinarlo bien, lo retiras del fuego y se compacta una vez que se enfría. En la actualidad, el guiso se elabora con cebolla, pimentón y tomates, y además le puedes añadir pollo o carne.
El funche criollo viene siendo la “prima-hermana” de la polenta italiana, propia de la ciudad de Milán, elaborada principalmente con harina de maíz y la cual era considerada en sus orígenes como «cocina de pobres», ya que era muy económica y rendidora, mucha similitud con los orígenes de nuestro funche.
La morcilla: es un placer gastronómico amado por muchos y odiado por otros. Aparentemente tuvo su origen en la antigua Grecia por Apctonitas (cocinero que cimentó las bases de la gastronomía griega), posteriormente, los romanos la dieron a conocer, una vez que conquistaron esta región y expandieron su imperio por toda Europa. No fue sino hasta la colonización de América, principalmente españoles y portugueses, quienes trajeron este plato a nuestras tierras. Los españoles mostraron esta receta a los esclavos durante la colonia.
Los restos de carne que no era consumida por los amos, como las patas e intestinos de cerdo, hígados, mollejas y cuellos de pollo, eran los pedazos de carnes habituales en la dieta de los esclavos. Las morcillas, por ende, formaron parte de la gastronomía, ya que se aprovechaba la sangre y restos de cartílagos, introducidos en los intestinos del cerdo como una fuente de alimentación.
Hallaca: otro plato tradicional venezolano que se degusta principalmente durante la temporada navideña es la Hallaca, ésta no tiene un origen muy claro, sus inicios se remontan a la época colonial pero existen varias versiones de cómo surgió realmente.
Evidencia material de la tradición musical de un pueblo
Los instrumentos musicales nos indican la evolución, desarrollo, riqueza y diversidad de esta expresión popular. Son la expresión de mestizajes, encuentros e integración de diversas raíces culturales. En la tradición se encuentran instrumentos de evidente raíz europea, otras indígenas, tambores descendientes de áfrica y otros que a lo largo de siglos de historia se han arraigado en nuestra cultura.
Existen 4 tipos de instrumentos según la naturaleza del material que entra en vibración: Idiófonos, vibra el propio cuerpo; Cordófonos, vibra la o las cuerdas; Aerófonos, que vibra el aire y Membranófonos, vibra la membrana o el cuero. Los tambores venezolanos pertenecen a este último grupo de instrumentos, y pueden clasificarse de golpe directo o de fricción.
Los membranófonos de golpe directo pueden ser semiesféricos, como el tambor de calabaza de una membrana. O pueden ser tubulares como: el cumaco, el tamunango, las tamboras, los chimbagueles, el mina y el curbata, la tambora criolla y los tambores de calipso. Y entre los membranófonos de fricción se destacan el furruco y el pandero.
Tambores
Algunos tambores de la tradición venezolana han abierto su radio de acción y hoy en día suenan en cualquier fecha para animar fiestas populares o simplemente para hacerse sentir en manos de grupos de proyección folklórica, renovando así su funcionalidad y con ello su posibilidad de permanencia en el tiempo.
Los tambores venezolanos más conocidos son, los tambores de calipso, los tambores chimbangueles, el mina y el curbata, la batería de tambores redondos y las pipas.
Los tambores de calipso, son considerados símbolos del carnaval de “El Callao” en el estado Bolívar. De caja metálica y con moderno sistema de trenzado del cuero, los tambores de calipso seguramente descienden de mineros inmigrantes provenientes de las islas antillanas.
Los tambores chimbangueles, son una batería de 7 tambores. Por tradición estos se clasifican por género, criterio propio de los indígenas, quienes los agrupan como macho o hembra. Los tambores macho son: el tambor mayor o “arriero”; el respuesta o “respondón”; el cantante y el segundo. Los chimbangueles hembra son: la primera requinta, la segunda requinta, y la media requinta.
El mina y el curbata, son propios de la zona de Barlovento en el estado Miranda. El mina es un tronco de árbol totalmente cilíndrico y al igual que el curbata se ejecuta de pie.
La batería de tambores redondos, son conocidos como culo e puya, su nombre deriva del círculo que se forma en torno a la pareja que baila. Este conjunto instrumental está conformado por 3 tambores, bimembranófonos, es decir que poseen 2 membranas, conocidos en otras regiones como pujao, cruzao y corrío. Se ejecutan con palito delgado y duro, y los tambores son colocados entre las piernas, a manera de cabalgadura, posición que sugiere el nombre culo e puya.
Las pipas, son tambores que constituyen una evolución reciente de antiguos tambores de origen africano. No hay duda que las características de zonas pesqueras cercanas a puerto marítimo, puso a la población ante la posibilidad de aprovechar estos grandes barriles como instrumentos musicales.
La mayoría de nuestros tambores están asociados a celebraciones rituales, ya que, en el pasado los esclavos ofrendaban su fe y su música a algunos santos protectores. Por eso forman parte de los festejos a San Juan, San Benito, San Antonio o la Cruz de Mayo. De todo el santoral católico, es San Juan el gran protector de los tambores venezolanos, por otra parte, es San Benito el señor de los chimbangules, mientras que las tamboras acompañan en mayo los cantos de fulía y en navidad salen junto al furruco a rendir culto al niño Jesús.
Los primeros negros africanos llegaron a la Isla de Cubagua hacia 1526-1527 para ser usados como esclavos en las pescas de perlas.3 Posteriormente se importaron esclavos hacia el resto del territorio venezolano para las plantaciones y el servicio doméstico.
Con el tiempo surgieron rebeliones de esclavos africanos contra los colonizadores españoles debido a los maltratos sufridos. En 1553, un africano llamado Miguel encabezó la primera insurrección de esclavos negros en Venezuela. En 1730, esclavos negros se incorporaron a una revuelta realizada por el zambo Andrés López del Rosario (Andresote). En 1795, tuvo lugar la insurrección de los negros de Coro, comandada por José Leonardo Chirinos y José Caridad González, que pretendía establecer una república en Venezuela y abolir la esclavitud.
El 14 de agosto de 1810, la Junta Suprema de Caracas prohibió la introducción de esclavos negros al país.4 La decisión fue ratificada en el artículo 202 de la Constitución Federal de los Estados de Venezuela. En 1811 la figura de la esclavitud se mantuvo hasta 1854 cuando el presidente José Gregorio Monagas la eliminó.
Afrovenezolanidad
Desde 2005, cada 10 de mayo se conmemora en el país el Día de la Afrovenezolanidad, como homenaje a la lucha contra la esclavitud que heroicamente libraron nuestros hermanos africanos durante la colonización española
Los afrovenezolanos de Venezuela
En la costa norcentral de Venezuela se asientan grupos de familias afrodescendientes distribuidas en un conjunto de comunidades llamadas: Osma, Oritapo, Todasana, La Sabana, Caruao y Chuspa
Una tradición afrovenezolana
La integrante de una cofradía de vasallos, Asnolida Basabe, relató que en Angola, nación africana, se celebra al “Santo Negro” con festividades similares.
“Nosotros mantenemos esa tradición con el transcurrir de los años, a pesar de la imposición de otra religión. Hicimos una adaptación que se transmitió hasta nuestros días por nuestros ancestros. Llevamos ese legado para la posteridad”, dijo Basabe.
También en el libro Fiestas Tradicionales de Venezuela de Daría Hernández y Cecilia Fuentes coincide en buena parte de esta crónica.
“Es posible que la devoción hacia el Santo Negro se difundiera desde el Sur del Lago de Maracaibo hacia Los Andes”, refiere el texto.
El culto a San Benito se le atribuye a la deidad de los poderes que representa la intercepción en la salud, para ayudar en el trance de muerte, la protección de las cosechas, además garantiza la pesca y el buen desenlace de los negocios.
Las celebraciones para Ajé (San Benito) se extiende los días 25, 26, 27, 28 y 29 de diciembre, señalan varios medios de difusión nacionales. /XN
San Benito «El Santo Negro» una tradición afrovenezolana
Con el repique de los tambores y entonando cantos se levantan los pueblos de Mérida, Trujillo y Zulia este 29 de diciembre para celebrar a San Benito, el «Santo Negro».
Los habitantes de esas regiones se trasladan en carrozas adornadas con telas y flores hacia el templo para la homilía en su honor.
Posteriormente el Santo recorre las calles de cada pueblo acompañado de bailes y danzas. Los devotos se visten este día con trajes multicolores y decorados; se pintan el rostro de negro. La festividad se origina en los tiempos de los africanos esclavizados por la colonia española, época en que fue impuesta la religión católica.
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