Acevedo, Venezuela – 9 de diciembre de 2025. El programa radial “Venezuela Mirando hacia el Futuro” y “Curiosidades del Teatro Studio” ...
Acevedo, Venezuela – 9 de diciembre de 2025. El programa radial “Venezuela Mirando hacia el Futuro” y “Curiosidades del Teatro Studio” entrevistaron a los cultores de la manifestación tradicional Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes de Barlovento, con el objetivo de dar a conocer las diversas parrandas que hacen vida en el territorio mirandino. Durante la jornada, los participantes plantearon nuevas iniciativas de unificación en actividades programadas fuera del calendario festivo, con el fin de fortalecer la devoción hacia los Santos Inocentes y realzar la visibilidad pública de esta expresión popular.
Los Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes de Barlovento son una de las manifestaciones culturales más antiguas de la región venezolana. Registros históricos señalan que data de hace más de 200 años en la localidad de Caucagua y comunidades cercanas del municipio Acevedo del estado Miranda. Esta manifestación une el sincretismo cultural entre España y la afrocultura, aprovechando la fecha del 28 de diciembre para que los esclavizados de la época pudieran realizar las fiestas típicas de sus regiones. Gracias a esa mezcla —una auténtica amalgama de creencias, músicas y ritos— nace esta tradición que se ha expandido por las diversas comunidades de los pueblos barloventeños.
Durante la entrevista estuvieron presentes parrandas de parroquias y municipios aledaños a la región de Caucagua. La participación de estos voceros permitió contrastar prácticas y acentos locales, y reconocer la continuidad histórica y la evolución contemporánea de la manifestación.
Entre ellos: Carlos Bahamondes (bolero e investigador); Livia Hervilla (cronista de Tapipa); Luz Maira Machado (presidenta de la parranda de Panaquire); Juan Manuel Guevara (cronista parroquial); Gerardo Tovar (presidente de la parranda de Mamporal). Voces que refrendan la vigencia y transmisión intergeneracional de la tradición.
Los maestros detallaron que estas manifestaciones tienen una larga trayectoria sociocultural en Barlovento. Aunque comparten orígenes similares, se distinguen por vestimenta, instrumentos musicales y modernización, manteniendo siempre el sentido espiritual y parrandero.
En sus intervenciones, agregaron que la continuidad histórica depende de la salvaguardia comunitaria y la adaptación contextual. La modernización no implica ruptura, sino actualización responsable: innovaciones en formatos, registros y estrategias pedagógicas para fortalecer la participación juvenil.
Cabe resaltar que los cultores han realizado un trabajo de preservación en comunidades y centros educativos, generando empatía e interés por esta manifestación que es ícono de la cultura afrovenezolana. Además, destacaron el certificado de la UNESCO como garantía de preservación y salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial.
Siguiendo esta norma, los cultores han desarrollado nuevas técnicas y espacios pedagógicos para asegurar la transmisión intergeneracional y la cohesión social. La formación práctica y conceptual fortalece la identidad local y habilita herramientas para documentar y difundir la tradición.
Al finalizar la jornada, se plantearon nuevas iniciativas de unificación en actividades fuera del calendario festivo. El fin es realzar la manifestación, unificar las parrandas y promover la cooperación territorial. Con esta hoja de ruta, se busca consolidar la visibilidad, arraigo y proyección regional de una tradición que es memoria viva de Barlovento.
Tradición Patrimonial en homenaje a los Santos Inocentes
Los Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes constituyen una manifestación cultural de raíz iberoamericana que se expandió en Venezuela desde la época colonial. Su origen se vincula al Día de los Santos Inocentes (28 de diciembre), fecha que en la tradición católica recuerda la matanza ordenada por Herodes. Sin embargo, en América adquirió un carácter festivo y popular, transformándose en un espacio de inversión de roles, burla del poder y resistencia cultural.
En Venezuela, esta celebración se consolidó en zonas afrodescendientes y agrícolas, especialmente en el eje central y occidental del país. Allí, los esclavizados y campesinos aprovecharon la fecha como licencia ritual para recrear sus fiestas de origen africano, mezclándolas con elementos hispánicos. De esa fusión nacieron las parrandas (música, danza y comparsa) y los bandos (proclamas que establecen normas y cargos festivos).
Aunque Barlovento es uno de los epicentros más reconocidos, la tradición se manifiesta en diversas regiones: los Zaragozas en Lara, las Locainas en Mérida y Trujillo, los Locos en Portuguesa y Falcón, entre otros. Todas estas variantes comparten la inversión carnavalesca, el humor satírico, el uso de máscaras y la música de parranda como lenguajes de identidad y resistencia.
La estructura organizativa incluye personajes como el Bolero (bufón que pide colaboraciones y ridiculiza la autoridad), el Abanderado (guía con el estandarte), y la Jefatura de la parranda, que decide el rumbo del festejo. Los bandos se leen públicamente como actos fundacionales, fijando colores, roles y itinerarios.
En cuanto a música, se combinan cuatro, maracas y tambores afrovenezolanos, junto a metales en algunas localidades. Las letras alternan entre lo devocional y lo satírico, narrando crónicas populares y protestas sociales. La modernización musical ha incorporado nuevos géneros, pero siempre preservando el espíritu espiritual y parrandero.
En vestimenta destacan los sombreros ornamentados, las máscaras y los harapos como parodia del poder. La inversión de roles (hombres disfrazados de mujeres, autoridades ridiculizadas) funciona como catarsis social y reafirma la autonomía simbólica de las comunidades.
Históricamente, esta manifestación fue un espacio de resistencia frente a la opresión colonial y esclavista, transformando el dolor en alegría ritual. Con el tiempo, se consolidó como práctica de cohesión comunitaria y transmisión oral, con liderazgos femeninos y redes familiares que sostienen su continuidad.
Hoy, los Bandos y Parrandas son reconocidos como patrimonio cultural inmaterial, con programas de salvaguardia que incluyen formación comunitaria, registro audiovisual y estrategias pedagógicas en escuelas. La UNESCO ha destacado su valor como memoria viva que une fe, música, sátira y comunidad.
En síntesis, los Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes son una tradición supracultural que combina origen devocional, sincretismo afro-hispano, estructura ritual y función social. Su evolución demuestra que la modernización puede ser aliada de la preservación cuando se ancla en la comunidad, manteniendo el espíritu espiritual y parrandero que le da sentido.
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