Un homenaje musical en La Casona Cultural Aquiles Nazoa Caracas - Venezuela, 10 de agosto de 2025. La Casona Cultural Aquiles Nazoa se convi...
Un homenaje musical en La Casona Cultural Aquiles Nazoa
Caracas - Venezuela, 10 de agosto de 2025. La Casona Cultural Aquiles Nazoa se convirtió en el epicentro de una emotiva celebración musical con el concierto “Un Bandolazo por Ismael y Milagros”, un homenaje que rindió tributo a dos figuras fundamentales del joropo venezolano: Ismael Querales y Milagros Figuera. El evento, organizado por la Gran Misión Viva Venezuela y el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, reunió a más de 40 artistas en escena, entre bandolistas, vocalistas y músicos acompañantes, en una jornada que prometió ser histórica para la música tradicional venezolana.
Raíces profundas del joropo venezolano
El título del evento, “Un Bandolazo”, evocó la fuerza y el carácter de la bandola, instrumento emblemático del joropo central, oriental y llanero. Ismael Querales, maestro bandolista y formador de generaciones, junto a Milagros Figuera, destacada promotora cultural y defensora de las tradiciones populares, dejaron una huella indeleble en el panorama musical venezolano. Este homenaje no solo reconoció su legado artístico, sino también su compromiso con la formación, la identidad y la memoria colectiva.
Bandolistas de alto nivel en escena
La tarima de la Casona Cultural Aquiles Nazoa recibió a una impresionante alineación de intérpretes, entre los que destacaron los más virtuosos bandolistas del país: Juanito Silva, Cheo Hurtado, Gerson García, Héctor Hernández, Ricardo Sandoval, José Goyo Enis, Gregorio Mota, Víctor Papiro Armas, Pedro Marín, Alfredo Gutiérrez, Andrés Cartaya, Roberto Pérez Oraa, Iván Lecointere y el Tour del Joropo. Cada uno de ellos aportó su estilo y sensibilidad, en una muestra de la diversidad sonora que caracterizó a la bandola venezolana.
Voces que celebraron la memoria viva
El concierto también contó con la participación de destacadas voces que conmovieron al público: María Carrizales, Paula Núñez, Belkis Figuera, Isabella Querales, Ligiaelena Querales, Iván Pérez Rossi, Francisco Pacheco, Mónico Márquez, Oscar Lista y Adrián Lista. Estas voces, muchas de ellas ligadas familiar y artísticamente a los homenajeados, interpretaron piezas emblemáticas del repertorio tradicional, así como composiciones originales que celebraron la vida y obra de Ismael y Milagros.
Un ensamble que conectó con las raíces
El ensamble musical estuvo conformado por David Zancudo Peña, Henry Ramírez, Daniel Gil, Javier Marín, Eddy Díaz, Leonardo Fernández, Carlos Pérez, Luis Cuevas, Héctor Medina y Julián Laya. Este grupo de músicos garantizó una experiencia sonora rica, profunda y emotiva, que conectó al público con las raíces más auténticas de la música venezolana.
Compromiso institucional con la cultura viva
La Gran Misión Viva Venezuela, en articulación con el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, reafirmó con este homenaje su compromiso con la visibilización de los cultores populares, la promoción de la música tradicional y la construcción de una identidad plural y participativa. “Un Bandolazo por Ismael y Milagros” fue más que un concierto: fue un acto de amor, de reconocimiento y de continuidad.
Ismael Querales y Milagros Figuera: Constructores de la memoria musical venezolana
Formación desde la raíz: el aprendizaje como acto cultural
La trayectoria de Ismael Querales comienza en Caracas en la década de 1950, en un entorno familiar marcado por la sensibilidad musical y el compromiso con la cultura popular. Junto a sus hermanos, fundó en 1976 el grupo Un Solo Pueblo, una agrupación que se convirtió en símbolo de la música tradicional venezolana. Su formación no fue académica en el sentido convencional, sino profundamente vivencial: recorrió el país para aprender directamente de los cultores, absorbiendo saberes transmitidos oralmente, en fiestas, rituales y encuentros comunitarios.
Milagros Figuera, por su parte, representa una figura singular en el panorama musical venezolano. Multiinstrumentista, cantante, narradora oral y docente, ha desarrollado una formación híbrida que combina la práctica artística con la investigación cultural. Su dominio de las cuatro variantes de la bandola —central, guayanesa, llanera y oriental— la posiciona como una de las intérpretes más completas del instrumento, con una visión integradora que trasciende lo regional.
Creación e interpretación: el arte como lenguaje de identidad
Ismael Querales ha dedicado más de cinco décadas a la interpretación y difusión de géneros como el joropo, el tamunangue, la gaita, el galerón y el tambor. Su estilo combina rigor técnico con espontaneidad expresiva, y su repertorio abarca desde cantos patrióticos hasta formas satíricas y narrativas del siglo XIX. Como compositor, arreglista y director musical, ha contribuido a la renovación del lenguaje tradicional sin perder su esencia.
Milagros Figuera ha desarrollado una propuesta artística que une la ejecución instrumental con la narración oral y el canto. Su enfoque escénico es profundamente pedagógico: cada presentación es también una lección sobre el origen, la función y el significado de los géneros que interpreta. Su trabajo con la bandola no se limita a la ejecución virtuosa, sino que busca visibilizar el instrumento como símbolo de diversidad cultural y resistencia creativa.
Pedagogía y transmisión: sembradoras de conciencia musical
Ambos artistas han asumido la formación como parte esencial de su labor. Ismael Querales ha sido maestro de generaciones de músicos populares, compartiendo su conocimiento en talleres, agrupaciones y espacios comunitarios. Su método se basa en la escucha activa, la práctica colectiva y el respeto por los saberes ancestrales.
Milagros Figuera ha desarrollado una intensa labor educativa a través de programas radiales, talleres y encuentros musicales. Su programa La fiesta es con las bandolas ha sido una plataforma para divulgar el instrumento y sus variantes, conectando a cultores de distintas regiones y promoviendo el diálogo entre tradición y contemporaneidad. Su pedagogía se basa en la alegría, la curiosidad y el vínculo afectivo con la música.
Cultura viva: identidad, territorio y memoria
El trabajo de Ismael Querales y Milagros Figuera no se limita al escenario: es una forma de militancia cultural. Ambos han contribuido a fortalecer la identidad venezolana a través de la música, entendida como expresión colectiva, memoria histórica y herramienta de transformación social. Su obra dialoga con el territorio, con las voces de los cultores, con las fiestas populares y con las luchas por la preservación del patrimonio intangible.
Más que intérpretes, son constructores de una cultura viva, que se renueva en cada ejecución, en cada enseñanza, en cada encuentro con el público. Su legado no solo preserva la tradición: la proyecta hacia el futuro, inspirando a nuevas generaciones a reconocer en la música tradicional una fuente de pertenencia, creatividad y dignidad.
Conclusión
“Un Bandolazo por Ismael y Milagros” se consolidó como una celebración profunda de la música tradicional venezolana, en la que convergieron generaciones, estilos y territorios en torno a la bandola y al joropo. El evento no solo rindió homenaje a dos pilares del quehacer cultural, sino que también reafirmó el poder de la música como vehículo de memoria, identidad y encuentro colectivo. La Casona Cultural Aquiles Nazoa se transformó, por una noche, en un espacio de resonancia patrimonial, donde cada nota interpretada fue testimonio del legado que Ismael Querales y Milagros Figuera sembraron en el alma del país.
Epílogo
En tiempos donde la cultura popular exige espacios de reconocimiento y continuidad, este concierto marcó un precedente. La Gran Misión Viva Venezuela y el Ministerio del Poder Popular para la Cultura demostraron que el homenaje no es solo un acto simbólico, sino una acción concreta de salvaguardia y proyección. “Un Bandolazo por Ismael y Milagros” dejó una estela de inspiración para nuevas generaciones de cultores, músicos y promotores culturales, recordándonos que la tradición vive cuando se comparte, se honra y se transforma en presente.