El 28 de octubre de 1875 se inaugura el Panteón Nacional en Caracas, templo republicano que honra a los próceres y figuras ilustres de Ven...
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| El 28 de octubre de 1875 se inaugura el Panteón Nacional en Caracas, templo republicano que honra a los próceres y figuras ilustres de Venezuela. |
La inauguración del Panteón Nacional en 1875: un hito en la memoria venezolana
El 28 de octubre de 1875 marcó la inauguración del Panteón Nacional en Caracas, un momento decisivo en la consolidación de la identidad republicana venezolana. Usted, lector, descubrirá cómo este acto simbólico transformó una vieja iglesia colonial en el altar donde reposan los héroes de la independencia y otros próceres destacados.
La ceremonia, presidida por el general Antonio Guzmán Blanco, buscó promover la veneración de los grandes patriotas como ejemplo de unión cívica. Desde ese día, la inauguración del Panteón Nacional adquirió un valor ritual, convirtiéndose en celebración anual y punto de encuentro para la memoria colectiva.
En este artículo exploraremos las raíces coloniales del recinto, el desarrollo de la ceremonia inaugural, sus protagonistas y las transformaciones arquitectónicas que han permitido perpetuar el legado de los próceres. Acompáñenos en este recorrido investigativo, basado en documentos oficiales, crónicas de la época y datos de campo.
De iglesia colonial a santuario nacional: los orígenes del Panteón
El edificio que hoy conocemos como Panteón Nacional nació como iglesia de la Santísima Trinidad en 1744, obra del arquitecto Juan Domingo del Sacramento. Ubicada en la parroquia Altagracia de Caracas, la iglesia fue inaugurada el 15 de julio de 1780 y conservó su estilo neoclásico con influencias neobarrocas.
El terremoto de 1812 sacudió la ciudad, dejando el templo seriamente dañado. Pese a ello, permaneció como lugar de culto y, tras diversas restauraciones, continuó al servicio de la comunidad hasta mediados del siglo XIX, cuando su uso religioso comenzó a diluirse.
El 27 de marzo de 1874, el presidente Guzmán Blanco firmó el decreto que convertía la Antigua Iglesia de la Santísima Trinidad en Panteón Nacional, con la misión de rendir tributo a los próceres de la patria. El cambio implicó adecuaciones arquitectónicas y la instalación de criptas especiales para los restos mortales.
Este propósito de erigir un santuario cívico respondía a la intensidad del positivismo liberal de la época, que promovía el culto a los héroes como herramienta educativa y de cohesión social. La elección de este espacio sacro reforzó la idea de que los próceres debían ser venerados con la misma solemnidad de los mártires religiosos.
Acto inaugural y protagonistas: la ceremonia del 28 de octubre de 1875
La inauguración del Panteón Nacional comenzó al alba del 28 de octubre de 1875, con guardias de honor en las afueras del edificio y un cortejo conformado por oficiales y dignatarios. Al interior, la ornamentación incluyó pendones tricolores y arreglos florales con laurel y palma, símbolos de victoria y sacrificio.
Tras la misa de acción de gracias, pronunció un vibrante discurso el arzobispo de Caracas, quien exaltó la justicia de honrar con solemnidad a los defensores de la libertad. Acto seguido, intervino Antonio Guzmán Blanco, reafirmando su compromiso con la consolidación del Estado laico y la memoria nacional.
El momento cumbre fue el traslado de cinco ataúdes desde el patio central hacia las criptas recién habilitadas. Francisco Rodríguez del Toro, Ezequiel Zamora, José Gregorio Monagas, Manuel Ezequiel Bruzual y Juan Crisóstomo Falcón fueron recibidos con toque de clarines y salva de fusilería, subrayando la solemnidad del homenaje.
A media tarde, la inauguración del Panteón Nacional concluyó con una exhibición de aliento patriótico: bandas militares interpretaron himnos y marchas nacionales mientras los asistentes, autoridades y público general, rendían honores con un minuto de silencio.
Protagonistas de la inauguración: próceres fundadores
Francisco Rodríguez del Toro e Ibarra, cuñado de Simón Bolívar y general de división, abrió la lista de próceres trasladados. Su carrera militar destacó en las campañas independentistas de 1813 y 1821.
Ezequiel Zamora, líder campesino durante la Guerra Federal, simbolizó la lucha por la igualdad social. Su traslado al Panteón reafirmó el reconocimiento oficial de sus ideales liberales.
José Gregorio Monagas, presidente entre 1851 y 1855, promulgó la abolición de la esclavitud en 1854. Su cripta se convirtió en testimonio del fin de una era de opresión.
Manuel Ezequiel Bruzual y Juan Crisóstomo Falcón, presidentes provisionales en 1868 y 1863 respectivamente, representaron la transición política durante la Guerra Federal. Su inclusión consolidó la imagen de un Estado definido por la diversidad de sus líderes.
Transformaciones y ampliaciones: 1911, 1929 y 2013
En 1911, el presidente Juan Vicente Gómez encargó al arquitecto Alejandro Chataing la ampliación de la fachada principal y el fortalecimiento de la torre, que pasó de 38 a 46 metros. La intervención reforzó la estabilidad sísmica y enfatizó la verticalidad simbólica del recinto.
Dieciocho años después, en 1929, Manuel Mujica Millán añadió criptas laterales y decoró el interior con murales alegóricos de la independencia. Sus trabajos incorporaron esculturas en mármol y vitrales con escenas patrióticas, equilibrando el ornamento neoclásico con elementos modernistas.
La última ampliación de gran escala llegó en 2013, con la construcción del Mausoleo de El Libertador. Diseñado en estilo minimalista, consta de un salón subterráneo de 54 metros de altura y un sarcófago de bronce donde reposan los restos de Simón Bolívar. La obra, inaugurada por el presidente Hugo Chávez, completó el complejo memorial.
Cada intervención reforzó la función del Panteón Nacional como epicentro de la memoria. La “inauguración del Panteón Nacional” de 1875 fue solo el inicio de un proceso dinámico de conservación y renovación, que continúa hoy en día.
Legado y relevancia: el Panteón Nacional en la Venezuela contemporánea
La inauguración del Panteón Nacional sentó un precedente en la institucionalización de la memoria histórica. Más de sesenta figuras reposan en sus criptas: militares, políticos, artistas, científicos e incluso símbolos indígenas y femeninos, como Luisa Cáceres de Arismendi.
Declarado Monumento Nacional en 2002, el Panteón se integra al circuito cultural de Caracas junto al Museo Histórico Nacional y otros recintos patrimoniales. Cada 5 de julio, se realizan ofrendas florales para conmemorar la firma del Acta de Independencia de 1811.
La “inauguración del Panteón Nacional” se mantiene vigente en búsquedas y estudios académicos. Su historia inspira proyectos de restauración y programas educativos, reforzando la importancia de revisar críticamente los símbolos que configuran la identidad nacional.
Epílogo: invitación a honrar a nuestros próceres
Visitar el Panteón Nacional es adentrarse en la narración colectiva de Venezuela. Compartir esta crónica en redes sociales o en entornos académicos ayuda a revitalizar el legado de quienes dieron su vida por la libertad.
Le invito a organizar recorridos escolares, debates comunitarios y talleres de historia que integren la historia de la inauguración del Panteón Nacional. De este modo, mantendremos vivo el diálogo entre pasado y presente.
Honrar la memoria de los próceres no es un acto de nostalgia, sino un compromiso activo con los valores de justicia y unidad. La inauguración de 1875 nos recuerda la fortaleza de una nación que renueva continuamente su visión de futuro.
