José Félix Ribas inspira conmemoraciones teatrales que exaltan su legado independentista, valentía juvenil y papel clave en la historia ve...
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José Félix Ribas inspira conmemoraciones teatrales que exaltan su legado independentista, valentía juvenil y papel clave en la historia venezolana. |
Recordando el nacimiento de un héroe libertador
El 19 de septiembre de 1775 vio la luz José Félix de Ribas y Herrera en una Caracas marcada por la rigidez colonial española. Su llegada al linaje Ribas-Herrera, una de las familias más influyentes de la provincia, anunciaba un futuro ligado al poder local. Sin embargo, la curiosidad y la pasión por el debate político lo empujaron desde muy joven a cuestionar el orden establecido. Con una educación privilegiada en el Colegio de Santa Rosa de Lima y formación eclesiástica en el Seminario de Santa Rosa de Lima, Ribas aprendió no solo latín y teología, sino también los ideales de libertad que circulaban en las Américas.
Su infancia en la hacienda de San Jacinto, entre labores agrícolas y administración de tierras, le otorgó una visión práctica de la realidad rural venezolana. Al conjugar esos dos mundos –el clerical y el agrario– forjó una sensibilidad única: comprendió el valor del conocimiento y la fuerza de la voluntad popular. Este equilibrio entre mente y acción sería la base de su posterior protagonismo en la gesta independentista. Conmemorar su natalicio implica recordar no solo una fecha, sino el inicio de una trayectoria que cambió el rumbo de Venezuela.
Contexto histórico: de la Caracas colonial a la independencia
A finales del siglo XVIII, la Capitanía General de Venezuela padecía tensiones crecientes: las reformas borbónicas centralizaban el poder en Madrid, mientras las clases criollas demandaban participación política. En ese marco nació Ribas, quien a los 24 años presenció la ejecución del conspirador José María España en 1799. El hecho marcó un antes y un después. Aquella plaza caraqueña fue testigo del sacrificio de un ideal y, al mismo tiempo, el detonante de una conciencia revolucionaria en la élite local.
La estructura social unía a grandes hacendados, comerciantes criollos y un clero instruido, pero excluía a la mayoría mestiza y esclava. Ribas, hijo de regidor municipal y terrateniente, abrió sus ojos a esta realidad de exclusión. En 1802, su matrimonio con María Josefa de Palacios, tía de Simón Bolívar, consolidó un lazo familiar con uno de los futuros líderes del movimiento independentista. Las tertulias literarias y políticas en casas de aristócratas caraqueños se convirtieron en semilleros de ideas emancipadoras. Allí Ribas escuchó relatos de la Revolución francesa y las revueltas en el Río de la Plata.
El 19 de abril de 1810, Ribas se sumó a la Junta Suprema de Caracas, preludio de la ruptura definitiva con la Corona. Su experiencia en negociación política y su reputación le permitieron mediar entre facciones dispares: mantuvo la cohesión criolla y alentó la formación de milicias urbanas. Su condición de hidalgo no fue obstáculo para reclutar a artesanos, estudiantes e indígenas. Ese equilibrio, forjado en su formación temprana, resultó clave para sostener la Primera República naciente.
Análisis detallado de la vida y el impacto de Ribas
Tras el estallido de la independencia, Ribas comandó el Batallón de Milicias Regladas de Blancos de Barlovento y, posteriormente, asumió responsabilidades en la Campaña Admirable de 1813. Junto a Bolívar recorrió valles y montañas, obteniendo victorias en Niquitao (2 de julio) y Los Horcones (11 de julio), que le valieron el ascenso a general de división. Sus decisiones tácticas equilibraron el uso de caballería ligera y artillería improvisada, adaptándose a un terreno siempre cambiante.
Entre 1813 y 1814, coordinó acciones en Vigirima, Puerto Cabello y San Mateo. Sabía combinar disciplina militar con pasión popular: integró milicias urbanas, voluntarios rurales y jóvenes estudiantes, fortaleciendo el sentido de patria. Su capacidad para inspirar confianza en tropas inexpertas nació de la credibilidad que había ganado como interlocutor político y hacendado responsable. Bajo su mando, la defensa de Caracas resistió asedios y permitió reorganizar fuerzas tras derrotas iniciales.
El punto culminante de su carrera llegó el 12 de febrero de 1814 en La Victoria. Con unos 450 combatientes, en su mayoría jóvenes inexpertos, detuvo el avance de 1.800 realistas. Esa hazaña no solo protegió a la Primera República sino que consagró el poder de la voluntad colectiva. Ribas demostró que un líder carismático y un mensaje claro podían suplir carencias logísticas. Su disciplina en el campamento, la equidad en el reparto de raciones y el trato cercano con sus soldados cimentaron un vínculo de lealtad irreductible.
La arenga de La Victoria: forjando la valentía juvenil
Instantes antes de la refriega, Ribas se dirigió a estudiantes y seminaristas con estas palabras: “Soldados, si caemos en esta jornada, caeremos por la libertad y el honor de nuestras familias. No hay alternativa: debemos vencer o morir.” Elocuencia y convicción conmovieron a aquellos jóvenes, muchos de ellos armados con mosquetes prestados. Su comprensión de la fuerza moral permitió que la milicia improvisada resistiera hasta la llegada de Vicente Campo Elías con refuerzos.
La noticia de la victoria se extendió rápidamente y se convirtió en una leyenda para la juventud criolla. Décadas después, en homenaje a aquel coraje, el 12 de febrero se instituyó el Día de la Juventud. El discurso de Ribas pasó a formar parte de antologías patrióticas y manuales escolares, reforzando la narrativa de que la acción colectiva y la firmeza de convicciones pueden torcer el destino de una nación.
Montajes teatrales y celebraciones en honor a Ribas
El impacto de Ribas trasciende los libros de historia y halla expresión en las tablas teatrales. En La Victoria, el Teatro Municipal “José Félix Ribas” cada año estrena obras que combinan drama histórico, danza tradicional y música andina. Compañías profesionales y grupos comunitarios colaboran para recrear episodios de su vida: desde su infancia en San Jacinto hasta el dramático epílogo de 1815, cuando fue capturado y sentenciado.
En Caracas, la Compañía Nacional de Teatro Universitario presenta desde 2005 la pieza “Juventud Inmortal”, que integra proyecciones de documentos de época y performance en vivo. Esta puesta en escena destaca por su enfoque interdisciplinario: historiadores, bailarines y técnicos de iluminación trabajan juntos para sumergir al público en la época de la independencia.
Además, agrupaciones de teatro experimental, como Teatro de Cámara de Prado del Este, han recuperado zarzuelas patrióticas del siglo XIX. El montaje “Ecos de Libertad” (temporada 2024) amalgamó canto lírico y coreografías modernas, mientras que “Fiesta, Locura y Drama de La Victoria” (2025) convocó a 120 artistas con música original de Omar Martínez.
Universidades como la Central de Venezuela y Los Andes organizan lecturas dramatizadas y foros que combinan análisis académico con presentaciones escénicas. Estudiantes de Historia e Intérprete de Artes Escénicas colaboran para diseñar vestuarios, escenografías y discusiones posteriores con el público, convirtiendo el natalicio de Ribas en un evento anual de aprendizaje y renovación cultural.
Conclusión: legado y resonancia del natalicio
El natalicio de José Félix Ribas es un punto de encuentro entre la historia y la cultura viva de Venezuela. Su biografía, entretejida con la formación eclesiástica, el agroturismo rural y la acción militar, ofrece un ejemplo de liderazgo integral. Las victorias en Niquitao, Los Horcones y, especialmente, La Victoria, revelan la potencia de un discurso claro y la entrega personal al servicio de un ideal mayor.
Al rememorar su nacimiento, revitalizamos la memoria colectiva y refrendamos valores esenciales: valentía juvenil, compromiso con la libertad y cooperación estratégica. Los montajes teatrales y las conmemoraciones académicas permiten que nuevas generaciones se confronten con el pasado y extraigan lecciones para los retos del presente. La vigencia de Ribas se mide en cada aplauso y en cada reflexión ciudadana sobre la participación democrática.
Epílogo: inspirando a las futuras generaciones
Recordar y celebrar el natalicio de Ribas no debe quedarse en la nostalgia. Invito a escuelas, teatros e instituciones culturales a diseñar proyectos que integren historia y artes escénicas: talleres de escritura de guiones, concursos de monólogos basados en el discurso de La Victoria o seminarios sobre retórica política. De este modo, su voz permanecerá activa, animando a cada joven a alzar su propia bandera de libertad y responsabilidad.