Visita de la "Generación de Oro" de Ciudad Casarapa y Nueva Casarapa a La Casona Presidencial, Centro Cultural Aquiles Nazoa, para...
Visita de la "Generación de Oro" de Ciudad Casarapa y Nueva Casarapa a La Casona Presidencial, Centro Cultural Aquiles Nazoa, para descubrir su historia.
Raíces coloniales y legado azucarero
Los orígenes coloniales de La Casona se remontan a la segunda mitad del siglo XVII, cuando la región era parte integral de la Capitanía General de Venezuela. Las crónicas de la época describen la hacienda La Pastora como un ingenio próspero, con extensos cañaverales, molinos de trapiche y un sistema de acequia que aprovechaba las lluvias para irrigar las plantaciones. La finca operaba como un microcosmos autosuficiente, con viviendas para mano de obra esclava y una casa principal erguida sobre cimientos de piedra caliza. Ese complejo agroindustrial sentó las bases de la arquitectura y distribución espacial que aún perdura.
Su arquitectura absorbió influencias andaluzas transportadas por los colonizadores, adaptándose al clima tropical caraqueño. Los visitantes admiraron muros encalados de gran espesor, diseñados para mantener temperaturas estables, y patios empedrados que funcionaban como puntos de ventilación natural. Las rejas de hierro forjado, con motivos florales, reflejan técnicas decorativas traídas de Sevilla. También se conservaron restos de los trapiches en los corredores laterales y las bodegas, testigos mudos de la industria azucarera que floreció durante tres siglos.
![]() |
Guareneras recorren salones y jardines de La Casona, reviviendo el legado colonial y presidencial de este ícono caraqueño |
Incorporación al patrimonio estatal
En 1964, bajo la presidencia de Raúl Leoni, el Estado venezolano expropió la antigua hacienda para incorporarla al patrimonio nacional y convertirla en residencia oficial. El arquitecto Andrés Enrique Betancourt recibió el encargo de liderar la restauración, con la premisa de respetar la memoria colonial y sumar espacios acordes a la función presidencial. Betancourt estudió cuidadosamente las trazas originales y decidió reutilizar materiales de la época, como maderas de la selva amazónica y ladrillos artesanales, para garantizar la fidelidad histórica de la intervención.
La restauración emprendida por Betancourt preservó corredores, columnas y portones centenarios, al tiempo que añadió salones de recepción amplios, donde se integraron ventanales hacia el Parque del Este. Se construyeron terrazas abiertas con balaustradas de estilo neoclásico, creando evocaciones románticas que dialogan con el horizonte verde de la ciudad. En los jardines, diseñados por el paisajista Fernando Sánchez, se incorporaron especies autóctonas como la guayacán y la ceiba. El proyecto buscó una fusión entre pasado y modernidad, sin que ninguno de los componentes pareciera desplazado.
Residencia presidencial: de Leoni a Caldera
En 1966, la finca fue declarada oficialmente residencia presidencial, recibiendo a dignatarios internacionales y anfitriones de Estado. Allí se celebraron recepciones, almuerzos de gala y encuentros diplomáticos que ayudaron a proyectar la imagen de una Venezuela abierta al mundo. Documentos protocolarios recogen la visita de presidentes sudamericanos y embajadores que se deslumbraron con la atmósfera señorial y hospitalaria de La Casona. Para los vecinos de Caracas, el palacete se convirtió en un símbolo de la identidad nacional, un sitio donde la política y la historia se entrelazan.
Durante el primer mandato de Rafael Caldera (1969–1974), Alicia Pietri de Caldera impulsó una reforma interior centrada en la ambientación y el confort. Se importó mobiliario de estilo Luis XVI, se adquirieron lámparas francesas del siglo XVII y se dispuso cristal de Baccarat en salas y comedores. La decoración incluyó tapices flamencos y cortinajes de terciopelo que contrastan con la rusticidad original de los muros encalados. Asimismo, se reorganizaron los jardines para incorporar áreas de esparcimiento familiar, con pérgolas y fuentes ornamentales donde la comunidad podía reunirse en eventos informales.
![]() |
El Centro Cultural Aquiles Nazoa recibe a vecinas de Casarapa en una experiencia que fortalece identidad y memoria colectiva. |
Tesoro artístico y mobiliario histórico
El patrimonio artístico de La Casona es singular por su eclectismo y calidad. Los pasillos laterales exhiben lienzos de Arturo Michelena que relatan episodios de la guerra de Independencia, junto a paisajes impresionistas de Camille Pissarro y Emilio Boggio. En un salón adyacente destacan obras de Antonio Herrera Toro, cuyas pinturas costumbristas capturan la cotidianidad caraqueña. Armando Reverón aporta matices vanguardistas con sus retratos etéreos, mientras esculturas de bronce y mármol completan un recorrido museográfico insoslayable para el visitante.
El salón principal está presidido por un retrato ecuestre de Simón Bolívar, obra de Alfredo Araya Gómez, que establece un centro simbólico en el edificio. La pieza se complementa con un mobiliario de época que incluye una imponente mesa Sheraton y varios sillones tapizados en seda. Los plafones lucen lámparas de araña importadas de Reims, y vitrinas de cristal albergan porcelanas europeas del siglo XVIII. Cada objeto fue seleccionado para enriquecer la experiencia sensorial y recordar que La Casona es a la vez residencia y contenedor de la memoria colectiva.
Renacimiento cultural: Centro Aquiles Nazoa
Un nuevo capítulo se escribió el 13 de diciembre de 2019, cuando el presidente Nicolás Maduro firmó el decreto de elevación de La Casona a la categoría de Monumento Nacional. El mismo acto dispuso su transformación en Centro Cultural Aquiles Nazoa, en homenaje al poeta y cronista caraqueño. Desde entonces, el edificio ha ampliado sus funciones: acoge talleres de artes plásticas, ciclos de conferencias sobre historia venezolana y actividades comunitarias abiertas al público, combinando muestras de artistas emergentes con colecciones patrimoniales.
La puesta en valor destinada a Centro Aquiles Nazoa implicó la creación de espacios adaptados a la educación y el arte. En el jardín central, ahora se realizan conciertos al aire libre y pequeños festivales literarios bajo la sombra de los árboles centenarios. El programa de extensión comunitaria lleva arte a escuelas y asociaciones en Guarenas, reforzando el vínculo con Ciudad Casarapa y Nueva Casarapa, cuyos habitantes participaron en la primera fase de las actividades culturales.
La visita en detalle
En la visita exclusiva, las guareneses recorrieron sala por sala, con los guías Diosbely Torrealba, Yaritza Valderrama y Argenis David González. Diversos testimonios recogidos al final del recorrido resaltan el valor identitario de la experiencia como comentaron algunas vecinas de Ciudad Casarapa, la jornada representó el reencuentro con las raíces caraqueñas de su familia. otras destacaron la importancia de que las nuevas generaciones conozcan la evolución del territorio más allá de su urbanización.
Impacto y perspectivas
La articulación entre La Casona y las urbanizaciones de Guarenas ejemplifica un modelo de gestión patrimonial inclusiva. Lejos de ser un recinto cerrado, el Centro Cultural Aquiles Nazoa se proyecta como un nodo que conecta historia, educación y desarrollo comunitario. La estrategia de invitaciones exclusivas busca descentralizar los circuitos culturales, permitiendo que distintos sectores sociales accedan a espacios de alto valor simbólico. Este enfoque puede replicarse en otras ciudades venezolanas, fomentando una conciencia nacional que trascienda los límites administrativos y sociales.
Conclusión
En definitiva, la visita exclusiva de los residentes de Ciudad Casarapa y Nueva Casarapa a La Casona Presidencial confirma la relevancia de la participación ciudadana en la preservación del patrimonio. Este reencuentro con el pasado no solo aporta conocimiento histórico, sino que genera sentido de pertenencia y responsabilidad colectiva. A través de itinerarios guiados, talleres y conversatorios, cada guarenese se convierte en guardián de un legado que fusiona arquitecturas, artes y memorias. Si La Casona late con la historia de Caracas, su pulso también resuena en las calles de Ciudad Casarapa y Nueva Casarapa.